En la actualidad, no existe un medio de transporte más ecológico y beneficioso, en términos globales, que cualquier tipo de bicicleta. Sus ventajas son máximas, tanto a nivel individual como social, pues contribuye a cuidar nuestro planeta de manera activa, reduciendo la contaminación ambiental y acústica, disminuyendo el consumo energético, mejorando la salud y generando entornos mucho más sostenibles.Ventajas de las bicicletas, transporte del futuroCuando Leonardo da Vinci, en 1490, realizó el primer boceto ilustrado de lo que después llegaría a ser la bicicleta, poco podía imaginar que, en el siglo XXI, se convertiría en el medio de transporte más en auge. Trescientos años después, fue Earl Mede de Sivrac quien creó en madera el primer vehículo antecesor de la bicicleta, el cual se ha ido perfeccionando, progresivamente, hasta nuestros días.
El punto de partida
Salvo en algunas ciudades pioneras, como Ámsterdam o Pekín, el uso de las bicicletas, hasta hace algunos lustros, se centraba en un enfoque recreativo o deportivo, porque no eran consideradas un auténtico medio de transporte.
Las amenazas ecológicas que está viviendo nuestro planeta, como el cambio climático y el exceso de contaminación, animaron a algunos ciudadanos y gobernantes a reflexionar al respecto y a adoptar nuevas medidas. Una de ellas fue impulsar el uso de la bicicleta como medio de transporte, sobre todo en las ciudades.
De este modo, se inició una tendencia social en esta dirección, que se consolida con la creación de carriles bici que facilitan la circulación de estos vehículos y su convivencia con los automóviles.
Ventajas ecológicas de la bicicleta
Pero ¿cuáles son los beneficios que reporta el uso generalizado de las bicicletas? Vamos a enumerar a continuación los principales:
Menos contaminación acústica. Cada bici que reemplaza a un automóvil reduce el nivel acústico, pues circulan prácticamente en silencio.
Menos consumo energético. De igual manera, la energía que mueve estos vehículos es el pedaleo. No requieren gasolina, diésel ni ningún otro combustible. Incluso las eléctricas, que también las hay, tienen un consumo energético muchísimo menor y se pueden recargar con energía renovable.
Ahorro. El usuario de la bicicleta apenas gasta dinero, tan solo un poco de su energía. La producción y el mantenimiento de las bicis es más sencillo, y menos costoso, que los de cualquier otro vehículo a motor.
Además, con su uso evitamos la contaminación y el daño ambiental que conlleva la fabricación de automóviles. En conclusión, la bici es más barata porque no requiere combustible, no se paga para usarla (ni impuesto de circulación, ni ITV, ni seguros…) y aparcarla es gratuito o sale muy barato.
Además, con su uso evitamos la contaminación y el daño ambiental que conlleva la fabricación de automóviles. En conclusión, la bici es más barata porque no requiere combustible, no se paga para usarla (ni impuesto de circulación, ni ITV, ni seguros…) y aparcarla es gratuito o sale muy barato.
Mejora la salud. Tanto la mental, como la física. Hacer ejercicio siempre es saludable: movernos en bicicleta por nuestra ciudad o ir al trabajo en bici supone hacer ejercicio de un modo cotidiano, fortaleciendo nuestros músculos, perdiendo peso, activando nuestro sistema cardiovascular y manteniéndonos en forma. De igual modo, nuestro estado mental también mejora: minimizamos el efecto del estrés con el ejercicio, evitamos la inquietud de los atascos, despejamos nuestra mente y nos movemos de un modo mucho más tranquilo.Aparcar bicicletas requiere poco espacio.
Requiere poco espacio. Si todos nos desplazáramos en bicicleta, las viviendas y los espacios públicos no precisarían de grandes zonas para aparcar. Contaríamos con un espacio habitable más amplio, cómodo y atractivo. ¡Si incluso existen bicis plegables que pueden recogerse en un armario!
En consecuencia, y sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que las bicicletas son el medio de transporte más amigable con el medio ambiente. El que menos contamina, el que menos energía consume en cada recorrido, el que aporta más silencio y bienestar y el que casi nunca falla.
Presente y futuro del transporte
Cada vez más ciudades en el mundo, como Copenhague, Barcelona, Portland, Zaragoza o Bogotá, están impulsando el uso de bicicletas entre sus habitantes. La tendencia no para de crecer: se construyen más y más carriles bici, los usuarios están descubriendo el placer de hacer deporte al desplazarse y todo está resultando cada vez más fácil y agradable para los ciclistas.
Por todo ello, no es de extrañar, teniendo en cuenta los problemas medioambientales a los que nos enfrentamos, que en las grandes esferas se hable con más y más interés de la bicicleta como el medio de transporte del futuro. Ni los coches voladores ni los vehículos autoconducidos. Los pedales marcan el progreso.
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